Casi todos hemos tenido o tenemos un profesor/a ideal, el
cual nos ha enseñado mucho y le tenemos un cariño especial.
Mi profesor ideal es, para empezar, el que sabe llegar a los
alumnos, el que sabe trasmitirles que está ahí, de su lado, y que están persiguiendo
un objetivo común, todos juntos. Un término medio entre profesor y “amigo”, ya
que hay límites. Es decir, que desarrolle su trabajo con profesionalidad, pero
que lo haga de una forma amistosa, ya que esto influye bastante en la actitud
de los alumnos, ya que hace que tengas ganas de ir a clase y hacerlo de una forma
positiva, con ganas de aprender.
Otro factor importante para mí, es que no siga la forma
tradicional de enseñanza, es decir, que no coja un libro y empiece a leer o
dictar, sino que sea un profesor activo, dinámico y sobre todo que demuestre
que le gusta su trabajo, porque eso aumenta la motivación de los alumnos. Es
decir que el profesor se sienta motivado, con ganas de elaborar materiales
nuevos, uso de recursos tecnológicos, creando actividades dinámicas, y que nunca
pierda las ganas de enseñar, porque esto hará que los alumnos siempre estén
motivados y nunca pierdan las ganas de aprender.
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