Esta semana los alumnos de primaria de Cataluña han sido
evaluados en sus conocimientos. Y llama poderosamente la atención la gran
diferencia entre las pruebas de castellano y catalán. Mientras el examen de
castellano tenía textos fáciles y un vocabulario sencillo, el de catalán era
mucho más complicado y se preguntaba a niños de 11 años por el significado de
palabras como “muixer”, “metxenes” o “eixordadora”, absolutamente inhabituales
y desconocidas para más de un filólogo.
Es obvio que dentro de unos días la consellera Rigau
presentará unas notas excelentes de castellano y malas de catalán y dirá que
“demuestran” el elevado nivel de castellano con la inmersión y que hay que
impartir aún más catalán. ¿A quién se pretende engañar?.
Francisco Gombau, Girona 11 May 2013 - 00:00 CET
El País.
Es una pena que sucedan este tipo de cosas. No puede ser que los niveles de exigencia,para niños de 11 años,entre estas dos lenguas sean tan dispares y exista esta desigualdad.
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